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Foto del escritorLorraine Ciudadella

(Re)nacer

21 de Marzo: El equinoccio; las flores; el cumpleaños de Ayrton Senna mi amor y el de JS Bach según me cuentan; los recuerdos de la infancia en el bosque del colegio; el día en que mamá y sus amigas disfrazaron la Combi de coneja para el festival del kinder, y cómo me rehusé a quitarme el disfraz de conejo para ir con papá al trabajo; el día para empezar la siembra; lo dorado que se pone el sol...


Mas o menos por estas fechas hace un año que comenzaba esto del aislamiento. En México la pandemia llegó de manera “oficial” a mediados de marzo de 2020.


Yo en Ciudad Botánica había organizado un curso de Huertos que iba a llevarse a cabo justamente el día sábado 21 con motivo de la primavera. Todo eran risas y emoción hasta que el gobierno mandó suspender los eventos y reuniones de más de 5 personas.


Llamamos a nuestros clientes y les dijimos que lo reprogramaríamos en dos semanas pasada la contingencia y que todo seguía normal.


Pasaron las dos semanas, y el resguardo se volvieron 40 días “Cuarentena”, que se volvió de 4 meses y después de un año...


Tuvimos que reembolsar los pagos de los inscritos al taller. En mi otro trabajo, el de la constructora, nos ajustaron el sueldo a todos en distintas proporciones. A los de comunicación —como siempre— nos sacrificaron más: el 50%


Luego, la agencia de publicidad en la que también trabajaba se puso a temblar: varios de nuestros clientes más fuertes pidieron renegociar sus igualas y empezaron los recortes. Yo me salvé “Que alivio” pero los pagos se atrasaron tantas veces para los que nos quedamos que en algún punto la deuda se volvió monumental y terminaron por darnos también las gracias. Eso si, nos pagaron la deuda, completita 🥰


Se acabaron también los eventos de moda —otro de mis ingresos importantes, y el miedo del contagio era cada vez más latente, así como era cada vez más incierto el imaginar cuándo volvería todo a la normalidad.


En Botánica le quisimos dar la vuelta y montamos en un par de semanas una tienda en línea. Cuando digo “montamos” en plural, me refiero a yo y a todos mis miedos, porque aunque siempre hablamos en plural, en Botánica solo soy yo (jajaja). Yo y el valiosísimo apoyo de mis hermanos y varios amigos fantásticos que siempre me echaron la mano en todo.


Te decía, monté una tienda en línea y me aventuré en el mundo del retail. Llamé a todos mis proveedores de confianza y los invité a sumarse a la tienda... No todos quisieron, pero los que si lo hicieron fue una belleza. En menos de dos meses y luego de muchos aprendizajes (y muchos errores) ya estábamos enviando a toda la República. Fue fantástico.


La pandemia te decía, trajo el miedo a mi vida y también, se lo llevó. Se lo llevó porque cuando estás en este tipo de enredos, se desvanecen las convenciones y estás dispuesto a intentar cualquier cosa: no es que no tengas miedo, pero se te olvida: es la supervivencia o que se yo.


Ese año se llevó también y no necesariamente de Coronavirus, a varias de las personas que más quise y admiré en la vida, se llevó a Juanjo —con todo y sus risas; a Lalo Quintanilla —compañero de batallas en la defensa de las banquetas de Monterrey; a Omar Merino —gran amigo y diseñador de modas; al profe Joaquín —mi ídolo de la secundaria; a Rogelio Villarreal —quien creyó en mi y me llevó a la Televisión; a Julián Guajardo —y la promesa de volver a vernos; a Rodolfo Sada, José Luis M. Diaz, Aurora mi tía, a Geisha la gata; ¡Se llevó a Óscar! Y también, a papá.


“El año de la plaga” Le digo yo.


Luego, un viaje inolvidable con con amigos que me hicieron volver a recordar lo importante que puede ser desconectarse de todo por un rato para reiniciarse (gracias amigos) y después, la vuelta a la realidad.


Hoy en la mañana que andaba circulando por la calle para entregar un pedido de la tienda, vi todas las Anacuas del camellón floreando. Me salí en una lateral y me puse a llorar como sopa ¿Es posible llorar ante la belleza? Lo es. De repente se me vinieron encima todos estos acontecimientos pasados en e ultimo año a la vez, pero en vez de seguir llorando, una extraña calma se apoderó de mí y pensé “Sobreviví”.


Hace como 10 años tuve un amigo Kurdo que me explicaba que para ellos el Año Nuevo no se celebra en Enero sino en Marzo: el 21 de Marzo. Es así porque la gente renace y se renueva como la naturaleza.


¿Qué bello no crees? Ha de ser fácil tomarse en serio eso del Año Nuevo con la motivación de las flores. Acá en occidente andamos de ridículos el primero de enero deseando que todo cambie por arte de magia: hasta los malos hábitos fíjate (jajaja).


Hoy decidí venir al vivero a transformar mi dinero en plantas 👀 y celebrar el Año Nuevo en primavera como renacimiento, como exaltación de que he(mos) sobrevivido a la plaga, a la helada y a la pandemia. Hoy también quiero iniciarme en la tradición de celebrar cada 21 de Marzo como promesa renovada de renacimiento interior.


Escribo esto para releerlo en 10 años y reírme de la fragilidad de la vida, de las cosas que pasaron y de las lecciones aprendidas: Este es un buen día para Re(nacer) en primavera: como las flores tras las helada, las plagas, la pandemia y hasta los descuidos.


A propósito del renacimiento, ¿Les platiqué que este año soy la imagen de TRENDS Monterrey? La campaña fotográfica la hicimos hace más de 6 meses. La temática de este año es: (Re)Born.

¿Casualidad?





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