Posada en casa de los ateos

Reflexión pre-navidad

No importa si eres creyente o no. Existen documentos históricos que afirman que hace 2000 años, en algún lugar de oriente, existió un rey, quien basado en una superstición, ordenó matar todos los recién nacidos por temor a ser suplantado (las cosas no han cambiado mucho desde entonces).

Todos los niños que sobrevivieron a la masacre de aquella noche, fueron un milagro de la humanidad, que se compadeció de ellos y los escondió en sus casas y propiedades arriesgándolo todo; otros, lograron resguardarse en escondites como establos llenos de animales y las condiciones más precarias, con tal de sobrevivir a la barbarie.

Hoy, no solo en oriente, sino en todo el mundo, existen niños y familias que basados en está memoria, están también deseando un milagro de la humanidad... humanidad que tantas veces se burla de ellos por “ser creyentes”. Yo creo que sus ‘creencias’, basadas sí, en un testimonio de fe, en el fondo son esperanza.

Ojalá pudiéramos servir nosotros, creyentes o no, como cómplices de un milagro: la compasión, y el amor desinteresado, que tanta falta le hace a este mundo.

“De todos nuestros sentimientos, el único que no es verdaderamente nuestro es la esperanza: la esperanza le pertenece a la vida: es la vida misma defendiéndose” Julio Cortázar