La semana pasada, se presentó en el Teatro de la Ciudad, "El Gesticualdor" como parte de las actividades del proyecto Teatro Nuevo León, que encabeza el CONARTE. Aunque se trata de un guión de más de 70 años, la obra no podría ser mas actual.
Cuando Rodolfo Usigli la estrenó en 1947 fue vetada como tantas cosas que cuestionaban “el triunfo” de la revolución. El teatro, como todas las artes, era una forma de expresión libre que servía para cuestionar ideales y costumbres añejas, y mover conciencias en las nuevas generaciones que crecían con los paradigmas impuestos por nada más y nada menos que la SEP, jaja, imaginense.
El Gesticulador en Mexico 2019, no podría ser más prudente y adecuada para un momento de extremas: izquierdas o derechas; de ‘fifis’ o ‘chairos’ en donde ‘la gente prefiere la pobreza segura’ solamente porque es eso: segura, antes que salir e imponerse (¿oponerse?) en un juego en donde ‘si no defiendes a la patria, es porque la estás traicionando’ y el mensaje es evidente: solo las juventudes, inmunes al recuerdo, incrédulas ante las figuras estilo Robin Hood que ‘matan políticos y someten bandidos’ que no rinden honores ‘a los que llevan águila de general pero que nunca han librado una batalla’, con su mente fresca, crítica y sobre todo: arriesgada, podrán salvarnos del costumbrismo, los paradigmas heredados, los temores sembrados por los padres, abuelos y los libros de historia.
“La historia no es más que un sueño: los que la enseñan, sueñan que tienen la verdad”. Y al respecto, nos recuerda también que la verdad, no siempre es romántica pero siempre es lógica, y es prácticamente imposible que no venga a la mente de quienes estuvimos en el auditorio, el pensar en la cantidad de problemas sociales de nuestro país que tienen origen en el muy cuestionable sistema (y contenidos) de educación que desde hace mas de 90 años promueve la secretaría añeja...
El director, Ivan Dominguez-Azdar, se tomó la libertad de transformar este guión en una propuesta mas fluida y amena, en la que la sátira reina cada minuto, así como el uso de mascaras (alegoría que no le pide nada a la realidad) y el siempre presente beat de un grupo de percusionistas tipo banda de guerra, quienes tocaban impecablemente en vivo (y hasta uniformados) y cuyos tambores perseguían en todo momento la narración, para acentuar los momentos de tensión-libertad-espasmo.
Que nunca nada, ninguna revolución si quiera, nos prive de las artes y expresiones como el teatro, para que podamos hablar de las cosas "que no se deben" y tengamos ventanas para pensar en libertad...
“Todo el pasado es sueño, pero esto, esto es real”.
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